Charla con Inés Mendoza sobre su último libro, Objetos frágiles.
Por Alberto Cobián
Hola, amigos. El pasado 27 de septiembre estuvo con nosotros Inés Mendoza en una charla/coloquio acerca de su libro de relatos, Objetos frágiles (Páginas de espuma), y os voy a contar un poco.
A veces ocurren estas cosas: tuvimos un pequeño error de imprenta y adelantamos la hora del evento treinta minutos en nuestros canales informativos. La cosa fue bien porque era poco tiempo y, aunque ansiosos por el evento, nuestro público sabe ser paciente… y mucho más en el caso de los encuentros con los artistas. Empezó a llenarse nuestro querido local (fotos, más fotos, abajo), se sirvieron cervezas, vinos, se charlaba en los rincones y el ánimo positivo invadía el ambiente. Entonces llegó Inés (Mendoza).
No cabía un pelo. Se dispusieron los asientos, vasitos de agua para las oradoras, listos, ya.
Inés llegó acompañada por otras dos escritoras, Esther Peñas y Tere Susmozas, quienes hicieron las veces de conductoras del evento, nos leyeron algunos textos de la autora, y nos regalaron un estudio de la obra con un tono lírico y paisajista, bellísimo. Os dejo a continuación unos fragmentos pertenecientes al análisis del libro de Inés Mendoza por parte de estas dos magníficas escritoras.
En palabras de Esther Peñas:
“En la primera lectura de estos relatos, y créanme, llevo muchas hechas, y siempre he ido encontrado parajes en los que ensanchar la cosecha, me fascinó la capacidad intuitiva de Mendoza. El instinto vital que late en estos textos, que permite, aunque parezca que todo está perdido, seguir luchando por un orden diferente, un orden que parte de las ruinas y que, a partir de ellas, levanta un mundo más amable, más humano, por supuesto más ferozmente bello. Disolución y epifanía; deconstrucción y todo lo sólido; estado de sitio, invasiones, despedida… pero roca. Roca profusa. No reflejan, no recogen lo existente, no acaparan la luz. La crean.”
Y en palabras de Tere Susmozas:
“Hemos hablado de tiempo cíclico, de caos. Pero este asomarse en solitario a la extensión sombría del mundo, llevado a lo existencial, nos deja también un profundo sentimiento de orfandad. El mismo que sienten los niños del microrrelato “Correspondencias” que lloran, quizá, no sólo porque están muertos, sino porque han descubierto algo más aterrador, que están solos. Como solitario es también el protagonista del relato “Hopperiana”, uno de los más destacables del libro.
Si en los relatos mencionados aparecía la arquitectura del hierro de una estación de tren abandonada, o la fugaz arquitectura de arena de una ciudad quimérica, en este relato se nos muestra una arquitectura de luces y sombras, el escenario urbano de una metrópoli inmersa en el silencio. Espacio real, y también metafísico, en el que su protagonista se encuentra persiguiendo una sombra, sin saber por qué ha viajado hasta allí. Metáfora de cómo una gota de nada en el ser revela la existencia vacía.”
Seguimos. Ronda de preguntas. Los más curiosos querían conocer los métodos de escritura, otros preguntaban temas más cercanos al entorno de los textos, a su nacimiento y su porqué. Inés contestó a todo con ese encanto y naturalidad que conocemos algunos afortunados. Nos abrió las puertas de casa y nos dejó echar un vistazo. Una casa surrealista, romántica, prometedora y en llamas. En una llama que solo llega a avivar.
Con ella se suma otra gran escritora a nuestras Encuentros con el artista. Una gran experiencia poder tenerla con nosotros.
Gracias, Inés.
Gracias, Esther y Tere. Gracias a todos. Fue un auténtico placer.