Exposición de Marian Alzola. La situación es excelente
El teórico político Ernesto Laclau, en uno de sus últimos ensayos, predijó que el futuro de la teoría consistiría en un nudo entre tres elementos: la retórica, el psicoanálisis y la política.
¿Por qué Laclau incluyó, en esta serie, la retórica, en vez de lo que podría considerarse un elemento más obvio: lafilosofía? Para él, la versión más importante de la filosofía contemporánea fue la teoría del lenguaje. Por ponernos más clásicos, entonces, podríamos afirmar que el futuro de la teoría consiste en un nudo de la filosofía, el psicoanálisis y la política. Filosofía, psicoanálisis y política: bienvenidos a la nueva serie de cuadros de la pintora radical, Marian Alzola.
Vamos en orden. El elemento filosófico de los nuevos cuadros de Alzola es el cortocircuito entre un plano repleto y su infinita fragmentación.
Por un lado, se incluyen figuras del cielo y por otro, el mismo produce lluvias incontrolables (de ahí los cubos que pueblan las imágenes). En los días alegres de 15-M, se solía decir: “No hay pan para tanto chorizo”. “No hay cubos para tanta agua”, parece responder Alzola. De hecho, las trazas de lo líquido en estas obras – las manchas, las gotitas, las capas de pintura incompletas – refuerza su dimensión filosófica, ya que las divide en dos planos, sin proporcionalidad alguna entre ellos: por un lado la imagen primera, por otro la distorsión que introducen las manchas que llueven sobre ella. ¿Cuál es la parte psicoanalítica de los cuadros?
Los cuadros de Alzola están llenos de los objetos parciales de las pulsiones sexuales (y más allá de ellas, la pulsión de muerte, la del cuerpo infinitamente fragmentado). He aquí un dedo, una mano, un brazo…; luego hay ojos (una zona erógena definitiva), además de varios cuerpos rotos y distorsionados. Este aspecto de los cuadros hace eco de Francis Bacon, lo cual evoca, a su vez, los dos planos mencionados anteriormente. Recordamos que Deleuze, hablando de este pintor, comentó: “La tarea de pintar se define como el intento de hacer visible fuerzas que no son en sí mismas visibles”.
Se encuentra aquí otra duplicación filosófica entre planos con la introducción del colchón.
De nuevo, el colchón no puede contener los objetos corporales que enmarca, a pesar de sus intentos de reconfortar al mismo cuerpo, que evocan otro paraíso, el del olvido: el sueño, trocito de muerte (que también incorpora lo sexual). Siguiendo las fórmulas de antes, podríamos ahora añadir: “no hay colchones para tanto cuerpo”. Pero el doble cielo/colchón no es el único que se encuentra aquí. También hay un isomorfismo entre el cielo y una tabla de ajedrez. Así llegamos a nuestro tercer elemento: lapolítica.
La tabla de ajedrez evoca las posiciones que se encuentran en un orden social, que coloca otra serie de cuerpos en su lugar adecuado, y siguiendo las normas. Pero en las manos de Alzola, la tabla también parece representar una zona de juegos caóticos, como si las mismas líneas que incorpora la tabla señalaran un vacío. De nuevo, parece que lo político, para Marian Alzola, consiste en abrir la posibilidad de vislumbrar algo escondido, algo infinitamente inconmensurable: en un palabra, algo real. Un ejemplo más directamente político que se encuentra aquí son las capuchas del KKK. Estas también cubren algo, pero ¿qué es lo que cubren? Ojos misteriosos, una ideología amenazante y aterradora, pero también algún elemento finalmente indiscernible. No puede ignorarse, en el cuadro que incorpora el KKK, el paraíso invertido de los cuerpos negros colgados de árboles.
Mucha fruta extraña emerge de las capas paradisíacas de colores que incorpora Alzola aquí. Quizás hay otro paralelismo entre estas capuchas y la falda que, según Alzola, fue la primera inspiración para esta exposición. ¿Qué es lo que cubre esta falda, exactamente? ¿Es el origen del mundo? ¿Es el paraíso? ¿Es el infierno? Quizás son todo y nada a la vez. Otra metonimia del vacío…
“Hay un gran desorden bajo el cielo, y la situación es excelente”, dijo Mao Zedong.
Hablando de su nueva serie de cuadros, Marian Alzola ha hablado de “una catástrofe en forma de paraíso”. Cuando Alzola habla del paraíso, en este aspecto, parece que no tiene en mente una totalidad, un “para-todos”. Para ella, el sujeto de esta serie de cuadros es más bien un horizonte del “no-Todo”. Es decir, ahí donde nos encontramos entre un paraíso aparentemente repleto y el caos total, es precisamente cuando emergen cosas interesantes. Dicho de otra manera, “la situación es excelente”.