Una puerta. Unos llaman, otros la cruzan, los más pasan de largo y, al menos, una persona, una mujer, empieza a intuir personajes y una historia que les une. Estos son los prolegómenos de “El Intermedio que somos”, la última novela de Silvia Salgado, quien el viernes 29 de noviembre visitó Cafebrería ad Hoc y nos permitió indagar con nuestras preguntas lo que muchos tienen en su cabeza cuando disfrutan de una lectura: “Cuéntanos, Silvia, cómo se va forjando una novela como ésta”.
¿La puerta? Hemos conseguido que la autora nos facilite su fotografía. Obsérvenla ( [su_highlight]arriba ↑[/su_highlight], sobre este texto).
Aunque antes podrían ponerse de fondo una banda sonora que les haga ir poco a poco introduciéndose en la historia, la que acompañará a los personajes según Salgado: Nothing Else Matters , [su_youtube_advanced url=»https://www.youtube.com/watch?v=1Iwlkb5yM7g&feature=youtu.be» width=»320″ controls=»alt» rel=»no» modestbranding=»yes» theme=»light»]
I Can’t Get No Satisfaction, [su_youtube_advanced url=»https://www.youtube.com/watch?v=nrIPxlFzDi0″ width=»320″ controls=»alt» rel=»no» modestbranding=»yes» theme=»light»]
Entre Dos Tierras, [su_youtube_advanced url=»https://www.youtube.com/watch?v=6wMMcCkRAsk» width=»320″ controls=»alt» rel=»no» modestbranding=»yes» theme=»light»] y, sobre todo, November Rain [su_youtube_advanced url=»https://www.youtube.com/watch?v=8SbUC-UaAxE» width=»320″ controls=»alt» rel=»no» modestbranding=»yes» theme=»light»].
A partir de aquí, un largo viaje a la esperanza, pues “mientras muchos veían en la puerta desidia o abandono”, tal y como nos confesaba Salgado, ella percibía un futuro ilusionante y optimista. O quizá ya intuía ese lugar al que se dirigen las protagonistas de su historia, Brétema, un rincón imaginario “al norte del norte”, donde uno se siente como en casa… “tu playa, tu persona, tu lugar”, relataba, con esa voz dulce que suena casi al idioma que se hablaría en Brétema.
Pero quizá estemos adelantando demasiado. O quizá no estemos siguiendo un orden apropiado. Presentemos a sus protagonistas: Laura Carson y Amanda, madre e hija. Relación que, sin ser tensa, demanda que una y otra se redescubran por una distancia invisible que la mochila que las dos arrastran (o caja en este caso, apunte sugerente para aquellos que aún no se han lanzado a leer la novela) ha acabado por crear.
¿Entonces? Entonces un viaje para restaurarse, para reponerse, para conocerse. He aquí El intermedio que somos, una novela que habla de madres e hijas, de las mujeres que creían ser, las que son y las que serán algún día, porque, como decía Salgado el viernes “siempre hay un antes después de todo”.
Carl Jung aseguraba que [su_highlight]“la mente creativa juega con los objetos que ama”[/su_highlight]. Y de ahí que, aunque el artista sea un medio ([su_highlight]“la posición del artista es humilde; en esencia no es más que un canal”[/su_highlight], reconocía Piet Mondrian), la novelase vea impregnada por acontecimientos y vivencias personales que pudimos descubrir durante la hora y media que nos dedicó Salgado. ¿Con qué juega su mente? Pues en esta novela, por ejemplo, con Venezuela, raíces de parte de su familia política, que toman la forma de María Cristina, la regenta del hotel Macaracuay de Brétema.
Así, entre curiosidades y misterios tanto de la figura de Silvia Salgado
como de su novela, el público disfrutó del encuentro, como siempre, acompañados de un buen vino o cerveza. Más, más… ssshhhh… resulta que Amanda tiene una cuenta real en Instagram [www.instagram.com/theamandasdoors] donde muestra su pasión por las puertas, que en la novela tienen un considerable protagonismo también de la mano de Mateo, el hermano con Asperger de Amanda. Detalle que deja entrever lo que podría ser una Literatura 2.0, 3.0, 4.0 –ya no sabemos ni en qué número estamos– donde los escritores tendrían la posibilidad de dar vida a sus personajes a través de las redes sociales. “¿Qué es real? ¿Qué no?”, son cuestiones que dan para un café rico-rico de los que aquí servimos y para un buen debate, pero esto ya son otros menesteres que ahora no nos ocupan.
Y, para terminar, juguemos al juego de Amanda y su padre Mario: ¿Qué cuatro cosas (películas, prendas de armario, verduras, colores, deportes…) salvarías de una catástrofe? Le preguntamos a Silvia, en este caso por los libros que ella rescataría: Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez –“el libro que me ha hecho lectora” –, El dios de las pequeñas cosas, de Arundhati Roy –“el que me hizo escritora”–, Canadá de Richard Ford, y Patrimonio, de Philip Roth. Todos están en Cafebrería ad Hoc. ¡Qué gustazo!
Gracias, Silvia.