Por Antonio Marín

El pasado jueves, 13 de diciembre, tuvimos la tremenda suerte de recibir entre nosotros a José Antonio Marina y Javier Rambaud, autores ambos del proyecto literario Biografía de la humanidad.

Biografía de la Humanidad, Ed. Ariel

El subtítulo del libro, La asombrosa historia de los animales espirituales, expresa con palabras bastante acertadas la velada del jueves, y bien podría ser el título de este post.

Dos animales espirituales salieron de su jungla y, rugido tras zarpazo, nos trazaron un mapa de la selva, de como fue, como se creó, quien la puebla y como ha evolucionado.
Si la historia del hombre, la historia de todos y nuestra biografía, es ya por sí sola interesante, estos dos animales espirituales han conseguido que se convierta en algo apasionante.

La cosa empezó como suelen ocurrir. Con un anuncio: ¡José Antonio Marina nos visista en Cafebrería! ¿Pero es el filósofo, el de la ciudadanía, el de la Universidad de Padres? ¡Ostras, pues tenemos que ir! Y se llenó el ambiente. No cabía un pelo. Se dispuso el sofá, dos de agua, el micrófono, ¡Start!

Marina y Rambaud ante un auditorio repleto
No cabía un alfiler en nuestro espacio

La química entre los ponentes era obvia. Pasan cosas. José Antonio Marina y Javier Rambaud se pasaban los temas y se lanzaban el micrófono con la destreza de un tertuliano de oficio. Hay tablas. La historia del libro, uno filósofo y el otro historiados. Doce años tramando esta treta y claro, ha madurado como el mejor vino.

Al final, ronda de preguntas. Transhumanismo, Invasión globalizada, hommo digitalis, Nanotecnología, el futuro de la robótica y del hombre biónico. ¿Qué deberíamos sentir? ¿Por qué abogar?

Tras la charla de ambos ponentes se estableció un inteligente coloquio con los asistentes.

Unas cervezas, firma de libros (explosión), felicitaciones, a cenar por ahí, y la resaca de haber querido estudiar filosofía o de que José Antonio Marina fuese mi abuelo y, como en La Princesa Prometida, venga a contarme cuentos cuando estoy enfermo.

Un gran placer, una gran ponencia, mucho aprendido, y muchas dudas abiertas, que es lo que le da calidad a la película.

Gracias a ambos por un regalo tan maravilloso como la necesidad de aprender más.

Y, para terminar, me gustaría hacerlo con el mismo concepto con el que lo hicieron ellos.

El hombre del futuro no es el hombre feliz o pensante, es el hombre digno.