Presentación de Desdecir, de Eva Hiernaux

[Por Clara Sáiz]

El viernes 15 de marzo tuvimos el placer de ver a Eva Hiernaux presentar su nuevo poemario, “Desdecir”. Bueno, pues como en toda presentación formal de un libro, hubo las típicas cosas: pizarras, tizas, plumas y chocolate. ¿Qué decís? ¿Qué eso no es lo típico? Que sí hombre, que sí, que os digo yo que esto es lo imprescindible, ¿cómo va a presentarse un libro de poesía si no?

A ver: si pensáis que estos elementos no son necesarios es, exclusivamente, porque no estuvisteis en ella, de lo contrario, os aseguro, que no se os ocurriría otra manera de hacerlo. La acompañaba nuestra performer favorita, Yolanda Pérez Herreras, que nos hizo meternos dentro de la piel de aquello que Eva había escrito en forma de poemas, y sentirnos Eva, y sentirnos Yolanda, y sentirnos una a una las personas que se encontraban en la sala de Cafebrería ad Hoc.

Todo empezó así.

Yolanda Pérez Herreras en acción

Una plumífera Yolanda Pérez Herreras haciendo poesía en movimiento

Silencio rotundo (tanto que detrás de la barra una se sentía fatal por abrir el grifo del agua). En el centro Yolanda, con una camisa negra y una pizarra, con plumas de colores en el pelo a lo indio cherokee. Bien, pues comenzó a pasar la pizarra a las personas que allí nos encontrábamos. Había que escribir algo, acto seguido ella se lo enseñaba al publico y limpiaba la tiza en su camisa, dejando vacía la pizarra (y, claro, manchándose la camisa). Tras escribir lo que te apeteciera escribir te regalaba una pluma, que se quitaba del pelo. Así, hasta que se le acabaron las plumas. Así, hasta que prácticamente todos habían escrito en la pizarra. Así, hasta que prácticamente todos habían “dicho algo” y Yolanda, lo “había borrado”. Con la camisa negra llena de marcas de tiza, nos dio a todos un trozo de chocolate, “¡Qué dulce es desdecir!”, pero Yolanda estaba llena de nuestras palabras –ahora ilegibles– y tenía marcas de todo lo que nosotros habíamos dicho en su camisa, anteriormente intacta. Y así, empezamos a entender aquello de “desdecirse”.

Después, absortos y sorprendidos, llegó el momento de escuchar las reflexiones del poeta Miguel Ángel Curiel que acompañaba a Eva en la presentación del poemario. “Desdecir” o “Desde-el-decir”, como él apuntó, se presenta lleno de emoción, donde el lenguaje cobra un papel principal, cada pequeña cosa que se dice está llena porque “qué decir desde ese lugar del decir sino lo esencial?”. Remarcó que el último poema del libro “se desvela como un principio, como algo que ha quedado roto o inacabado, y por eso mismo se abre al nuevo territorio de su poesía futura con mucha fuerza, con la absoluta fuerza de lo visionario:

˝

cuenco de la amistad:

a veces cuando bebo

me olvido del yo

cuenco de la amistad:

a veces cuando bebo

no bebo nada

˝

'Desdecir', de Eva Hiernaux…Y luego llegó Eva, y con su voz, nos transportó a todos a las páginas de ese libro lleno de belleza. La pausas, la dicción, la emoción de cada verso,
nos hizo no ser capaces de hacer otra cosa que escuchar. Escuchar a Eva, siendo Eva, durante unos minutos. Fue una tarde mágica. Gracias Eva, gracias Yolanda, gracias Miguel Ángel y gracias a todos los que vinísteis, por hacer de la presentación de un libro algo tan íntimo y delicado.